viernes, 17 de febrero de 2012

CROWDSOURCING: Un gran dilema

He de confesar que  fue en una clase de informática aplicada a la traducción cuando estudiaba la carrea de Traducción e Interpretación cuando empecé a conocer  el término Crowdsourcing  y lo que éste implica.

Hasta el momento, aunque de pasada había oído el término, jamás antes me había planteado realmente de qué se trataba  y de las implicaciones que éste fenómeno podría traer consigo. Sin embargo,  «escudriñando» por la red y leyendo otros blogs de profesionales y alumnos del ámbito de la Traducción he podido constatar lo cada vez más extendida  que esta actividad está,  lo que no puede dejarme impasible  si uno  tiene en cuenta que como buen traductor que se precie,  es de obligación estar al día de lo más «in»: Facebook, Twitter, LinkedIn o Wikipedia recursos tan actuales y empleados de forma tan masiva por cualquiera,  utilizan el crowdsourcing.

Y ¿qué es el crowdsourcing? En principio, parece que hay una gran mayoría  que coincide en que se trata de  la prestación voluntaria y colectiva, aunque gratuita de unos servicios a una empresa u organización, en el caso que nos ocupa de los servicios de traducción. Para algunos colaborar de forma voluntaria implica una labor altruista digna de mención, aunque personalmente yo opino que con esta actividad se pone en riesgo a la profesión. Otros como en http://javiermegias.com/blog/2009/09/crowdsourcing-innovacion-y-la-colaboracion-masiva/  defienden que el crowdsourcing  es  sinónimo de «gorroneo masivo».

 Claro que esto no quiere decir que de forma radical, yo, esté en contra de tal fenómeno, sino que se han de tener en cuenta diversos aspectos implícitos.  Así, creo que el crowdsourcing puede estar justificado siempre y cuando se trate de realizar una actividad sin ánimo de lucro y en aras del bien social, como puede ocurrir en el caso de  Wikipedia que de forma global  permite la difusión de ideas y conocimiento.

No obstante, también opino que al ser ésta una actividad completamente desregulada  existe una peligrosa y estrecha franja que fácilmente traspasarían las empresas al  percatarse de la existencia de una «mina de oro» ya que  no están obligadas a pagar  remuneración alguna  a cambio del servicio prestado, lo que además  ocasionaría una disminución en el volumen de trabajo disponible para los traductores  profesionales.

De lo que no cabe duda es de que  en los tiempos de crisis que corremos y desde el punto de vista empresarial con el crowdsourcing se reducen los costes de las organizaciones, e  incluso puede verse como  una oportunidad  no sólo para que las empresas sigan activas sino como experiencia para aquel traductor amateur que se inicia en el ámbito de la traducción, pero por otro lado, también permite el acceso a cualquiera lo que repercutirá, sin duda en una baja calidad de los proyectos que a largo plazo perjudicará al mercado de la traducción haciendo que se infravalore la profesión.


Y aunque en realidad siga discrepando de las bondades del  crowdsourcing, sin embargo me niego a ver el “vaso vacio” e incluso rompería una lanza por tal fenómeno, pero cuando atisbo  la versión de Twitter en español (http://twitter.com/tos ) con sus  incoherencias, calcos  y errores léxicos, no puedo por menos pensar en los riesgos que el traductor profesional corre y lo poco valorada que se encuentra la profesión.