lunes, 7 de mayo de 2012

“Déjà Vu”, el mejor amigo del traductor, aunque “duro de pelar”



Poco a poco nos vamos adentrando cada vez más en el mundo de los programas de traducción asistida. Aquella opinión algo desmerecida por mi parte sobre la utilidad real de “Déjà Vu” va cobrando algo de valor.

La infinidad de tareas que permite junto con la posibilidad de importar terminologías de otras memorias, así como la interacción de uso y resolución coherente de tareas terminológicas supone, ciertamente, un gran a avance para el traductor. No obstante, considero que los inicios en el uso de “Déjà Vu” no son nada fáciles y el desarrollo de las destrezas y comprensión de los procedimientos por parte de un usuario no familiarizado con este tipo de programas requieren su tiempo. Un precioso tiempo cuya inversión, considero, habrá que valorar como de positiva, solo y cuando realmente se sea capaz de llegar a un "nivel de excelencia” en el uso del programa.

Cuestiones como ¿Qué importar, cuándo, cómo, en qué formato? ¿Qué implica e incluye un proyecto dentro de “Déjà Vu”? ¿Cuándo discernir entre Terminología, Lexicón, o Memoria? ¿Cómo y cuándo combinar distintas memorias de traducción para un proyecto de forma que nuestro trabajo final sea lo más efectivo y eficaz posible?, suscitan dudas que aunque todo traductor podría contestar grosso modo, han de estar muy claras en aquel que pretenda hacer de “Déjà Vu” su herramienta de trabajo cotidiana. En efecto, creo que el mayor problema a la hora de ver la utilidad real y el potencial de este programa se basa en una carencia en la planificación y posiblemente comprensión adecuada de cada uno de los procedimientos.


Marco Antonio Castán de Amo



lunes, 2 de abril de 2012

Déjà Vu: A mata caballo con las nuevas tecnologías



Al hablar de Déjà Vu es posible que aquellos no familiarizados con el ámbito de la Traducción, asocien esta denominación al sentimiento de que uno ya ha sido testigo o ha experimentado previamente una situación nueva —tal y como definió el investigador psíquico francés Émilie Boirac (1851-1917)—.Sin embargo, todo aquel Traductor en activo que se precie de serlo sabrá, sin lugar a dudas, que se trata de un programa de traducción asistida por ordenador, de una memoria de traducción que permite a partir de una base de datos terminológica, que previamente se va incluyendo del propio corpus del traductor, facilitar y agilizar la tarea de traducción.

He de ser franco y confieso que a pesar de haber oído sobre este programa, al igual que de otros tantos como Trados o SDLX, y de sus posibles bondades, siempre fui reacio a utilizarlos. Al igual que muchos escritores actuales, no se desprenden de la magia de seguir creando historias y anécdotas mediante su legendaria maquina “Olivetti”, yo me resistía a utilizar estos «softwares» y solía acudir a los glosarios que yo mismo a lo largo de mi experiencia como estudiante y en activo como traductor había ido elaborando. Admito, por otro lado, que siempre he pensado que un traductor nunca podrá serlo si no es capaz de adaptarse a los tiempos que corren y que siempre en una u otra medida he hecho uso de las nuevas tecnologías, ya fuese mediante el uso de webs terminológicas, glosarios en línea, foros y muchos otros, además de elaborar mis propios glosarios en formatos como el de Excel.


Dejando a un lado estas reflexiones y volviendo a Déjà Vu, hemos tenido la posibilidad de empezar en la alineación de textos paralelos y parece que el programa proporciona otras opciones como la utilización de filtros de autoedición o un gestor de terminología. No obstante, si he de ser crítico, todavía no estoy convencido de las «maravillas» del programa, considero que se invierte mucho tiempo en la alineación de textos e introducción del corpus y además no permite la lectura de formatos en PDF, precisamente el formato más utilizado por los clientes. Sin embargo, creo que estamos en la fase temprana de utilización del programa y vamos a ser pacientes sobre lo que podamos descubrir en los próximos días haciendo uso del «afamado» Déja Vu en las traducciones.


Marco Antonio Castán de Amo


Gestión de proyectos de traducción: planificar o perecer


Tras haber trabajado en la elaboración y planificación de un Proyecto de Traducción, a uno le viene a la cabeza la ingente cantidad de detalles a tener en cuenta a la hora de iniciar este proceso. En efecto, en principio cualquiera podría pensar que lo único necesario para cumplir tal tarea sería manejarse bien en la traducción y ser capaz de en mayor o menor medida cumplir con los plazos de entrega establecidos por el cliente. Sin embrago, han de considerarse muchas más cuestiones previas que dependerán del éxito del proyecto, lo que a su vez incidirá en la satisfacción del cliente final. Factores como la naturaleza del proyecto, el número de traductores, fases y tipos de tarea como la fase lingüística, la técnica (formatos) o las tareas no sólo de traducción, sino además, de revisión y corrección, se han de planificar meticulosamente antes de iniciarse en el intrincado desarrollo de la gestión del proyecto de traducción.

Creo, no obstante, que esta amplia labor de planificación implícita ayuda al Traductor a ser más consciente de la importancia de prever su trabajo y de programar todas y cada una de las tareas necesarias para cumplir con las condiciones mínimas y con las expectativas del cliente, algo que considero primordial para mantenerse activo en el ámbito de la Traducción.


Marco Antonio Castán de Amo

viernes, 17 de febrero de 2012

CROWDSOURCING: Un gran dilema

He de confesar que  fue en una clase de informática aplicada a la traducción cuando estudiaba la carrea de Traducción e Interpretación cuando empecé a conocer  el término Crowdsourcing  y lo que éste implica.

Hasta el momento, aunque de pasada había oído el término, jamás antes me había planteado realmente de qué se trataba  y de las implicaciones que éste fenómeno podría traer consigo. Sin embargo,  «escudriñando» por la red y leyendo otros blogs de profesionales y alumnos del ámbito de la Traducción he podido constatar lo cada vez más extendida  que esta actividad está,  lo que no puede dejarme impasible  si uno  tiene en cuenta que como buen traductor que se precie,  es de obligación estar al día de lo más «in»: Facebook, Twitter, LinkedIn o Wikipedia recursos tan actuales y empleados de forma tan masiva por cualquiera,  utilizan el crowdsourcing.

Y ¿qué es el crowdsourcing? En principio, parece que hay una gran mayoría  que coincide en que se trata de  la prestación voluntaria y colectiva, aunque gratuita de unos servicios a una empresa u organización, en el caso que nos ocupa de los servicios de traducción. Para algunos colaborar de forma voluntaria implica una labor altruista digna de mención, aunque personalmente yo opino que con esta actividad se pone en riesgo a la profesión. Otros como en http://javiermegias.com/blog/2009/09/crowdsourcing-innovacion-y-la-colaboracion-masiva/  defienden que el crowdsourcing  es  sinónimo de «gorroneo masivo».

 Claro que esto no quiere decir que de forma radical, yo, esté en contra de tal fenómeno, sino que se han de tener en cuenta diversos aspectos implícitos.  Así, creo que el crowdsourcing puede estar justificado siempre y cuando se trate de realizar una actividad sin ánimo de lucro y en aras del bien social, como puede ocurrir en el caso de  Wikipedia que de forma global  permite la difusión de ideas y conocimiento.

No obstante, también opino que al ser ésta una actividad completamente desregulada  existe una peligrosa y estrecha franja que fácilmente traspasarían las empresas al  percatarse de la existencia de una «mina de oro» ya que  no están obligadas a pagar  remuneración alguna  a cambio del servicio prestado, lo que además  ocasionaría una disminución en el volumen de trabajo disponible para los traductores  profesionales.

De lo que no cabe duda es de que  en los tiempos de crisis que corremos y desde el punto de vista empresarial con el crowdsourcing se reducen los costes de las organizaciones, e  incluso puede verse como  una oportunidad  no sólo para que las empresas sigan activas sino como experiencia para aquel traductor amateur que se inicia en el ámbito de la traducción, pero por otro lado, también permite el acceso a cualquiera lo que repercutirá, sin duda en una baja calidad de los proyectos que a largo plazo perjudicará al mercado de la traducción haciendo que se infravalore la profesión.


Y aunque en realidad siga discrepando de las bondades del  crowdsourcing, sin embargo me niego a ver el “vaso vacio” e incluso rompería una lanza por tal fenómeno, pero cuando atisbo  la versión de Twitter en español (http://twitter.com/tos ) con sus  incoherencias, calcos  y errores léxicos, no puedo por menos pensar en los riesgos que el traductor profesional corre y lo poco valorada que se encuentra la profesión.